La crisis económica y la acentuada “anemia de cartera”, que, parafraseando a Josep Pla, sufrieron las instituciones culturales a partir de 2007 pusieron otra vez de actualidad la importancia de generar una propuesta de fomento del patrocinio y el mecenazgo. Una propuesta que debe ser eficiente y eficaz, pero de momento, todavía la estamos esperando.
La lectura de la biografía de Joan Baptista Cendrós escrita por Genís Sinca, “El cavaller Floyd”, la visita a la exposición sobre el mismo Cendrós ubicada en el “Espacio Santa Caterina” de Girona y la reciente muerte de la señora Carmen Mateu, presidenta y mecenas del Festival Castell de Peralada han hecho que vuelva a pensar en el papel trascendental que ha tenido el mecenazgo cultural en Cataluña. Hoy la cuestión del patrocinio en las artes está mal resuelta y urge encontrar la manera de fomentar la filantropía para complementar los insuficientes recursos económicos que el sector público puede aportar al sector cultural.
El mecenazgo cultural ha tenido un papel trascendental en la cultura catalana, pero hoy en día la filantropía no tiene el prestigio que tuvo años atrás, ni tampoco el reconocimiento que goza en otros países. Aquí es impensable que haya iniciativas como la que anualmente lleva a cabo el museo del Louvre y que le permite recibir medio millón de euros a través de donaciones de micro mecenazgo.
Es verdad que las iniciativas basadas en recaudar recursos a través de pequeños patrocinios se van sucediendo en todo el territorio, también es verdad que en los últimos años cada vez se fomentan más los programas de clubes y asociaciones de “amigos de”, pero no es menos cierto que hay que realizar una política de sensibilización, educación y reconocimiento del mecenazgo para ir avanzando en la buena línea. Se debe hacer patente el hecho que la cultura necesita la aportación pública pero que con esta no le basta, también debe recibir recursos de aportaciones privadas. Es cierto que prestigiar la figura del donante sería importante y no es menos cierto que una ley de mecenazgo que aportara beneficios fiscales a los patrocinadores también ayudaría.
Esperando la ley de mecenazgo.
Siempre se pone el modelo francés como modelo de efectividad en el fomento del patrocinio y el mecenazgo. En Cataluña estamos todavía lejos de este modelo.
Ya hemos dicho que hay que prestigiar la figura del filántropo, pero es evidente que también hay una situación jurídica y fiscal que no ayuda a que la gente se decida a destinar su dinero a proyectos culturales. Cataluña no dispone de un marco normativo propio, y tampoco no existe una ley estatal que recoja cuales son los incentivos, que marque cuáles son las instituciones que pueden ser perceptoras de donativos y sobre todo que fomente un entorno regulador claro y con menos burocracia.
Se trabajó el concepto del pequeño mecenazgo con la deducción fiscal del 75% que ahora se aplica a los primeros 150 euros de una donación privada, pero las grandes donaciones no tienen en nuestro país un entorno jurídico, fiscal y de reconocimiento público para que se puedan dar de una manera más asidua.
La necesidad de una cooperación pública y privada en bien de la cultura
Ahora hace falta que las instituciones, los agentes y los profesionales de la cultura reclamemos una ley estatal de mecenazgo que nos permita poder buscar con más comodidad, patrocinios que ayuden económicamente nuestros proyectos; una ley que debe beneficiar al donante y debe fomentar una regulación y una tramitación más ágil y menos burocratizada.
Se hace difícil pensar que esta sea una de las prioridades del gobierno español actual, pero los agentes culturales deben preocuparse de que esta histórica reivindicación no caiga en el olvido.
La cultura necesita ingresos que le ayuden a no depender solo de la tesorería pública, esto sólo se podrá hacer si se aumentan los ingresos propios y si se reciben ayudas de patrocinio. Es el momento de una colaboración pública y privada fuerte, esta colaboración seria en beneficio de la cultura o mejor dicho, en beneficio de los ciudadanos.
Jordi Dorca
Programador y responsable de comunicación del Museu del Cinema de Girona.
Miembro del consejo de redacción de Revista de Girona.
@jdorcacosta