¿Evaluamos suficiente y bien los proyectos culturales?

En la gestión de proyectos culturales es imprescindible hacer una evaluación sistemática del trabajo que se realiza para así poder mejorar el proyecto y alcanzar los objetivos que nos hemos marcado. Muchas veces tenemos la duda de si nos evaluamos correctamente y de si tenemos suficientemente en cuenta los resultados para poder mejorar los proyectos futuros.

Nathan Bingle en Unsplash

¿Por qué las evaluaciones siempre son la parte del proyecto a la que damos menos importancia en todo el proceso?

Las respuestas pueden ser múltiples, yo creo que la principal es que no encontramos métodos de evaluación que puedan ser efectivos, ante este desconocimiento los gestores confían en sus percepciones personales. Es habitual también tener miedo a los resultados, no valoramos la evaluación como un modo útil para mejorar el proyecto, sino que lo percibimos como un escrutinio a nuestro trabajo, tenemos miedo a que las conclusiones no sean buenas y que esto pueda cuestionar nuestra profesionalidad. Estos prejuicios han hecho que la evaluación en el mejor de los casos sea una memoria justificativa del proyecto que rara vez sirve para mejorar nuestras futuras acciones.

Ventajas de una buena evaluación

Una buena evaluación nos permitiría no sólo mejorar las próximas ediciones, sino que nos serviría para innovar, crear nuevas propuestas y generar un debate entre el equipo que seguro daría paso a nuevas metodologías, propuestas e ideas. Evaluar también nos permite visibilizar nuestro trabajo y resultados y sobre todo nos hace ser unos profesionales mucho más interesados en la satisfacción del público y en la mejora de los servicios que prestamos a nuestros usuarios.

¿Cómo y qué evaluamos?

Para evaluar de manera precisa es necesario pensar y redactar unos indicadores cualitativos y cuantitativos prefijados sobre el proyecto y así poder comprobar durante o al final del proceso   si estos se han cumplido o no. Pero con sólo eso quedaría una valoración parcial, para tener una visión más completa debemos también valorar el contexto, monitorizar el proceso y calcular el impacto. Todo esto se puede hacer internamente a través de los miembros del propio equipo o desde fuera mediante agentes ajenos al proyecto, sea como sea, hay que hacerlo de manera sistemática y transversal en el sentido de que se debe realizar en todas las fases de planificación y ejecución del proyecto.

Por lo tanto, necesitamos definir indicadores en cuanto a los públicos, los contenidos, la metodología, acciones, la gestión, el presupuesto, la producción, el equipo utilizado, la comunicación, el equipamiento e incluso llegar a la paradoja de evaluar la evaluación. Estos indicadores deben ser concretos, fijados con anterioridad, objetivos, medibles, fiables, que se puedan utilizar por un tiempo prolongado y que se puedan comparar con otros proyectos.

Y una vez nos hayamos evaluado, hacemos caso de los resultados porque no se trata de un juicio a nosotros mismos como profesionales si no una manera de mejorar nuestro proyecto y de mejorar nuestro trabajo. Al final trabajar de manera crítica con nuestros proyectos es un beneficio para nuestros públicos y una manera que nos permite avanzar y ser mejores profesionales.

Jordi Dorca

Programador y responsable de comunicación del Museu del Cinema de Girona.
Miembro del consejo de redacción de Revista de Girona.

@jdorcacosta

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