La participación ciudadana en la cultura

¿Cómo dejamos que el ciudadano contribuya y decida sobre la actividad cultural?

Las nuevas políticas cultuales deberían centrarse en fomentar el acceso y la participación. Debemos hacer que el ciudadano pase de ser un simple usuario a un elemento activo que ayude con capacidad de decisión sobre los equipamientos y las programaciones culturales.

Imatge generada amb Midjourney AI

Las políticas culturales en muchas ocasiones se han asociado a la creación de infraestructuras. Cataluña ha construido muchos espacios para poder equipararse a otras democracias de nuestro entorno. No diré que hayamos concluido este mapa infraestructural y que ya no sea necesario levantar ningún otro equipamiento para uso artístico, pero es evidente que poco a poco el país ha ido consolidando una red de espacios a los que ahora hay que dar contenido, solidez, presupuesto, personal suficiente y un plan estratégico claro. Hace falta consolidar los proyectos ya existentes antes de construir nuevas estructuras, eso sí, como ustedes saben, todo programa electoral debe llevar bajo el brazo una inauguración que demasiadas veces han pensado los equipos de campaña y muy pocas alguien que se dedica a la gestión de la cultura. Debemos dejar atrás la dinámica de la inauguración sistemática para poder afrontar desde los equipamientos que ahora mismo son más acuciantes.

La participación cultural

La participación es un elemento vital de estas nuevas políticas. Debemos hacer accesibles nuestros equipamientos a todos los colectivos. Aún existen condicionantes, educativos, culturales, sociales y económicos que actúan como tope para muchos ciudadanos en el momento de participar de la cultura, también hay un cierto desprestigio del conocimiento y de las actividades artísticas y una creciente visión de la inutilidad de las humanidades. La búsqueda de esta accesibilidad es una de las líneas estratégicas que deberíamos seguir trabajando.

Más allá del acceso a la cultura, debemos poner énfasis en cómo dejamos que los ciudadanos participen, decidan e incluso ayuden a organizar nuestra institución. Para poder incidir en este aspecto existen algunos elementos interesantes que nos pueden servir de guía. Hablamos, por ejemplo, del papel en la creación de comunidad, cohesión social y participación que ha conseguido la red de bibliotecas. Otro ejemplo serían las agrupaciones de amigos de los Museos dónde sus miembros contribuyen directamente de la creación de actividades y ayudan al buen funcionamiento del equipamiento. A pesar de estos ejemplos existentes, es evidente que necesitamos un impulso en este aspecto. Los diferentes equipamientos sean del ámbito cultural que sea, deberían ofrecer espacios donde los propios ciudadanos tuvieran la oportunidad de decidir aspectos de programación, habría que ofrecer más posibilidades de voluntariado, abrir los equipamientos a actividades organizadas por asociaciones, crear de agrupaciones de personas alrededor de las instituciones, en definitiva, cambiar la mentalidad y abrir aún más los espacios a la ciudadanía. Es el momento de no solo dejar que se acceda a la cultura, sino que el ciudadano pase a ser un elemento activo con capacidad de decisión. Un profundo cambio que requiere la coordinación y sobre todo la voluntad de todos los agentes del sector. Sería una gran oportunidad de hacer que el sector se adapte a la nueva realidad y enganche de nuevo al ciudadano a la actividad cultural.

El papel de los gestores culturales sería clave en cuanto a organizar y apoyar todos los aspectos de este cambio, pero también tendría la tarea de hacer compatible esta participación con lo que llamamos la excelencia cultural, un aspecto no menor que daría por todo otro artículo.

Jordi Dorca
Programador y responsable de comunicación del Museo del Cine de Girona.
Miembro del consejo de redacción de Revista de Girona.

@jdorcacosta

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