Un nuevo perfil profesional para nuestros equipamientos.
Las instituciones culturales han entrado de lleno en el mundo de las redes sociales.
Es muy raro que un municipio, museo, teatro, cine, auditorio o biblioteca no tenga perfiles abiertos en las principales plataformas. Estas nos permiten una comunicación bidireccional con nuestro público y en este aspecto mejoran a los medios convencionales. Las redes debían cambiar ese paradigma, pero no siempre ha sido así. La comunicación entre usuario e institución no ha aumentado tanto como esperábamos y sobre todo no ha aumentado proporcionalmente al potencial que estas redes nos ofrecen.
Todo el mundo está convencido de la importancia de estar presente en la red, pero la dificultad es grande.
Es necesario tener a una o más personas del equipo dedicadas a esta tarea. Las instituciones con mayores presupuestos tienen a gente dedicada en exclusiva a la estrategia y la comunicación digital. Los pequeños equipamientos no disponen de este perfil laboral y son los propios programadores y técnicos los que asumen este nuevo trabajo y a este se añade a las muchas tareas que ya realizan. Sin disponer del tiempo necesario para crear contenidos atractivos, acabamos estando presentes en el mundo digital de una forma previsible y demasiado institucionalizada. Nuestros contenidos no pueden destacar en el marasmo de publicaciones que aparecen cada día y, por tanto, nuestra capacidad de penetración es muy baja.
Para aumentar nuestro peso en el mundo digital es necesario encontrar la manera de diseñar una estrategia que nos explique de manera coherente, buscar cuáles son los perfiles de público a los cuales queremos llegar, escoger con qué red trabajamos para acercarnos a cada segmento de nuestros usuarios y crear contenidos interesantes para todos ellos.
Instagram, Twitter, Facebook, WhatsApp, YouTube, Telegram, TikTok o Snapchat.
Todas tienen muchas posibilidades, pero es evidente que para explotar de manera correcta las redes es necesario ante todo el conocimiento de las mismas, la capacidad de crear contenidos interesantes y el tiempo para responder y ser la voz de nuestra institución en estas redes.
Los equipamientos culturales deben plantearse muy en serio contratar a personas dedicadas a la estrategia digital.
Este perfil profesional no estaba contemplado en nuestros organigramas, pero ahora urge que la cultura y sus agentes se posicionen digitalmente y lo hagan de la mejor manera posible. Para cumplir este objetivo necesitamos a personas que nos ayuden a cambiar y adaptarnos al paradigma comunicativo de nuestros días. No es suficiente estar presente en las redes, también debemos influir, comunicar, sorprender, ganar públicos y satisfacerlos. Para conseguir estos objetivos hace falta gente con conocimiento, con visión estratégica, con capacidad de crear contenidos atractivos y al mismo tiempo coherentes con la misión de nuestra institución.
Jordi Dorca
Programador y responsable de comunicación del Museo del Cine de Girona.
Miembro del consejo de redacción de Revista de Girona.
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