Feria de Títeres de Lleida, el éxito de la perseverancia

Asistir a la Feria de Títeres de Lleida cada año, en el que una gran parte de compañías catalanas estrenan sus nuevos espectáculos, si además formas parte del jurado de la muestra en alguna ocasión -quiere decir que ves todos los espectáculos para valorarlos-, te permite hacerte una idea bastante aproximada de la vitalidad y el nivel artístico general de las compañías de títeres del país.

Mima, Xirriquiteula o Trukitrek eran algunos de los nombres de este año con espectáculos recién sacado del horno como quien dice. Otros años han presentado nuevos espectáculos Xip Xap, La Baldufa, Campi Qui Pugui, Festuc, Centre de Titelles de Lleida -los anfitriones-, L’Estenedor, Zum Zum, Teatre Nu o L’Estaquirot.

En Lleida han conseguido que la muestra, de la que el próximo año se celebrará la trigésima edición, sea un gran éxito. La ciudad la siente suya, la gente llena las plazas, las calles y agota las entradas de los espectáculos de pago. Por otra parte, la numerosa presencia de programadores, de directores y responsables de festivales nacionales, estatales e internacionales asegura la existencia de vías de distribución de los espectáculos, por lo que el interés de las compañías para ser seleccionados y entrar en la programación es remarcable.

El espectáculo con conciencia social, ‘Kumulunimbu’

De todo lo que se ha visto en la feria, aconsejo estar atentos a Kumulunimbu, de la Compañía Ortiga. El grupo de Banyoles, formado por educadores sociales, querían transmitir un mensaje que pusiera en evidencia el drama que viven los refugiados y lo hacen a través de la alegórica historia de una chica y una nube. A éste, que abastecía la chica de agua y por tanto de vida, un golpe de viento se lo lleva y queda enganchado en el alambre de una valla que delimita una frontera. La chica sale en busca de la nube, realiza una penosa travesía por el desierto y el mar y termina encarcelada. Ambos son víctimas del capitalismo, que dispone de sus vidas, los exprime, hasta que consiguen escapar. Es un espectáculo sencillo, pero bien pensado, adecuado para interior y exterior, presentado en una especie de teatrillo portátil que permite crear una atmósfera favorable, en el que los dos actores/manipuladores reciben el público construyendo unos personajes divertidos que abandonan al empezar la función, protagonizada por un títere precioso, presentado en dos dimensiones para remarcar la inmensidad del océano y el desierto. La propuesta mereció el Drac d’Or al mejor espectáculo de calle y el Drac d’Or a la mejor dramaturgia. De hecho, muy posiblemente, éste sea el aspecto que habría que mejorar, en general, de la mayoría de propuestas. No es el caso.

No os perdáis ‘Vida’

El ganador absoluto de la feria fue el espectáculo Vida, del aragonés Javier Aranda. Se llevó tres Dracs d’Or: el de mejor espectáculo de la feria y los de las autonomías y el jurado internacional. Aranda es un virtuoso de la manipulación. Sólo con las manos y algunos complementos que le permitían completar la morfología de los personajes, partiendo de una profunda honestidad, es capaz de contar una historia sencilla, universal, nada pretenciosa, con una humanidad, una ternura y un sentido del humor que cautivan al espectador y le conmueven, asegurando una larga trayectoria de este espectáculo tanto en Cataluña como en el Estado y en todo el mundo, con toda probabilidad. Aranda es el manipulador, pero también es el narrador de la historia, omnipresente, pero discreto e interactuando el mínimo posible y, si es necesario, haciéndolo como si se tratara de un padre atento, un creador comprensivo y compasivo con sus criaturas. No dejéis de verla si la veis programada, no os arrepentiréis.

Roig Pèl-boig (Mimaia), Laika (Xirriquiteula) o Mr. Train (Trukitrek) tienen en común una indiscutible potencia visual. Mimaia, con Dora Cantero y Mina Trapp, destacan en la manipulación; la utilización de proyecciones de manera muy inteligente en Laika, así como el títere de la protagonista, la perrita que orbitó la tierra, son los puntos fuertes de la propuesta de Xirriquiteula, mientras que Mr. Train tiene una base literaria -está inspirado en Il cane blu, un cuento de Tonino Guerra- que le presta una poética muy especial, potenciada por las proyecciones y la inclusión de algunos elementos dramáticos en la trama. Los tres son muy buenos espectáculos, aunque habría que ajustar el ritmo y algunos elementos de la dramaturgia.

Dani Chicano
Director de la revista Proscenium


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