Estrechar las relaciones entre cultura y educación es un propósito demasiadas veces reivindicado por los responsables políticos, gestores culturales, creadores y pedagogos.
A pesar de las constantes demandas, lo cierto es que esta relación por ahora no llega a ser satisfactoria, necesitamos una visión a largo plazo que nos permita acercar e integrar estos dos ámbitos. No es fácil, pero es imprescindible.
Perdonen de antemano la vehemencia y la contundencia, pero no puedo dejar de afirmar de forma taxativa que la educación, como principio, debe de estar en el centro las políticas culturales. Este concepto que para mi no genera la mas mínima duda, hoy no esta ni mucho menos asumido ni resuelto.
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Tenemos aún la idea, absolutamente errónea, de que la educación es solo aquello que concierne a la escuela, este prejuicio no ayuda para nada a desarrollar el concepto de la educación continua y del valor educativo de la cultura. La administración y sus formas organizativas han fomentado esta distinción y este exceso de celo; la separación administrativa y competencial entre los respectivos departamentos o concejalías y sobretodo la poca colaboración entre ambas no han favorecido para nada la creación de procesos y proyectos que ayuden a la integración entre cultura y educación.
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Pero no solo es un problema competencial o de colaboración interdepartamental, hay otros motivos que explican el punto en el cual se sitúa esta relación: una, clave a mi entender, es que da la sensación, a pesar de las proclamas, que ni los medios de comunicación, ni los política e incluso ni los propios creadores y gestores, se creen de verdad la idea de la cultura como un elemento clave de transformación social y de la influencia que esta puede tener para ayudar a desarrollar capacidades personales y profesionales. Hablamos mucho de ello, pero no tenemos el empeño ni la fuerza para imponer esta idea, una idea que podría terminar con un utilitarismo galopante que nos acecha y posibilitaría abordar los problemas educativos de hoy de manera conjunta lejos de la segmentación que hoy tenemos.
Relaciones entre cultura y educación
Las relaciones entre cultura y educación se subscriben en determinadas incursiones en los curriculums, sobretodo en enseñanzas artísticas, en los servicios educativos de museos, teatros o centros culturales, en la oferta extraescolar y en actividades formativas que se plantean des de los centros y equipamientos culturales que rompen con la idea de entender la educación como algo que se subscribe en el ámbito escolar.
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Para profundizar en estas relaciones debemos seguir y mejorar estas incursiones, hacen falta más peso de las enseñanzas artísticas en los curriculums, los museos y centros culturales deben seguir impulsando servicios educativos pero deben además poner en el centro de todos sus proyectos el valor educativo y además tienen que pensar actividades educativas para personas que lejos de estar en edad escolar quieren seguir aprendiendo y formándose.
Debemos poner en valor otros proyectos que han resultado interesantes como los proyectos de ciudad educadora que ayudan a fortalecer la relación entre escuela i comunidad, los programas “Magnet” a través de los cuales se especializan los curriculums escolares a partir de la colaboración entre una escuela y una institución cultural de prestigio o los proyectos diseñados por algunos centros culturales, museísticos y sobretodo bibliotecas que sobrepasan sus funciones primigenias y se convierten en auténticos espacios relacionales de conocimiento y educación.
Los equipamientos culturales, los centros educativos y su comunidad cercana deben de acercarse y romper las viejas y equivocadas segmentaciones. Necesitamos acercar aquello que a pesar de su aparente proximidad están hoy demasiado lejos. Es urgente, los nuevos retos requieren de nuevas formulas y el trabajo integrado entre educación cultura es una de ellas.
Jordi Dorca
Programador y responsable de comunicación del Museu del Cinema de Girona.
Membre del consell de redacció de Revista de Girona.
@jdorcacosta
