La respuesta no es sencilla y los ritmos administrativos y los problemas presupuestarios no ayudan a realizar los cambios que se requieren, unos cambios que tienen mucho que ver con desacralizar las instituciones sin perder el rigor. Estamos hablando de un trabajo difícil pero urgente.
Los Museos tienen sentido si tienen visitantes, por lo tanto uno de los principales retos es conectarlos de nuevo con unos ciudadanos que reciben diariamente gran cantidad de información, ciudadanos que tiene a su alcance una gran cantidad de formas de ocio y que generalmente perciben el Museo como un equipamiento cultural que se visita solo cuando una está de vacaciones.
Muchos públicos
¿Como conectar el Museo con el público? En primer lugar se debe entender que hoy no hay un público, sino que los hay muchos. Hoy tenemos que trabajar de manera segmentada e individualizada. Los Museos deben ofrecer servicios y líneas discursivas adaptadas a los diferentes perfiles de usuarios. Ya no tiene sentido ser un espacio con una sola línea discursiva sino que tienen que conseguir ser un espacio generador de ideas, y sobre todo un espacio de diálogo donde los diferentes públicos puedan participar.
Las actividades temporales que se puedan programar, las exposiciones temporales, los institutos de estudios inscritos a los Museos, la organización de congresos y seminarios, los espacios de participación que se puedan ofrecer a los usuarios o las redes sociales pueden ayudar a reivindicar el Museo como un espacio dinámico, alejado de la antigua visión de Museos estáticos basados en exposiciones permanentes poco cambiantes y con una única línea argumental.
Más cerca de la gente
Debemos acercar el público a los Museos convirtiendo cada vista y cada uso en una experiencia única e irrepetible. Hay que arriesgarse para volver a ser atractivos. Es momento que el patrimonio dialogue con la contemporaneidad y con otras disciplinas culturales, es el momento de convertirse en grandes lugares comunes de diálogo cultural de la ciudadanía, espacios que cohesionen, que generen discurso y conocimiento, y todo ello hacerlo sin perder de vista sus funciones básicas: adquirir, conservar, investigar, comunicar y exponer.
Debemos trabajar de manera cooperativa, a los trabajadores de la cultura se nos requerirá cada vez más que trabajemos con otros agentes, se pedirá a los museos que trabajen junto a otros equipamientos culturales y otros agentes sociales. El espíritu cooperativo puede y debe abrir los Museos al ciudadano y hay que propiciar el enriquecimiento mutuo de cada uno de los miembros que forman estas redes.
Es el momento de desacralizar el museo, utilizar nuevas técnicas expositivas y de difusión, hay que ser valientes con las programaciones, trabajar en red y sobre todo hay que ser generosos con el público, sin perder de vista que no se puede ni se debe desprestigiar la institución. Todo esto es difícil, pero también es urgente.
Jordi Dorca
Programador y responsable de comunicación del Museu del Cinema de Girona.
Membre del consell de redacció de Revista de Girona.
@jdorcacosta