La cultura del evento, la mercantilización y la burocratización ha dejado la cultura de base tendida en la lona
El pasado julio se presentó en Barcelona un comunicado sobre la emergencia que padecen los pequeños proyectos artísticos y culturales. El manifiesto lo firmaron más de cuarenta entidades y personas. Denuncian unos peligros que hace tiempo que advertimos y que podemos resumir en una breve frase: la precarización de la cultura de base. El manifiesto pretende provocar una reacción de las instituciones públicas y quiere hacerlo antes de que la situación sea definitivamente irresoluble.
La lenta agonía de la cultura modesta
Cuando estalló la crisis financiera la cultura recibió muchos golpes. El más fuerte fue un gancho de derecha directo a la mandíbula en forma de recorte de presupuestos. Hoy en día no nos acercamos, ni de lejos, a la financiación de antes de la crisis. El segundo golpe que le atestaron fue un “crochet” de derecha directo a la boca en forma de cambio de léxico. Este puñetazo nos empujó a hablar con terminología ajena, fue entonces cuando iniciamos ese momento extraño en el que beneficios, clientes, impactos económicos, empresas culturales y un montón de anglicismos en forma de gerundio invadieron nuestro vocabulario. La administración sucumbió a la lógica mercantilista y utilitarista, cambió el léxico y el intrusismo se apoderó de los puestos de decisión de manera inexorable. Y el sector cultural? Asumió con mucho pesar el cambio sin quejarse de manera lo bastante contundente.
La disminución de las subvenciones, la subida de los precios de los alquileres y el aumento de la burocratización, causada por la nueva ley de contratación de la administración pública, están provocando un ecosistema perfecto para acabar con toda la estructura y los proyectos de base
Se necesitan soluciones de emergencia
Ahora es necesario que entre todos empezamos a revertir la situación, pero como lo hacemos? Pues con pequeños pasos pero firmes. En primer lugar, hay que empezar por reconocer el peso que supone la cultura de base en la educación continua, la cohesión social y la creación de espíritu crítico y a partir de ahí poner en marcha medidas para ayudar a su subsistencia y su fomento. Podríamos empezar por crear ventanillas de subvenciones exclusivas para este tipo de proyectos i que estas ayudas supongan una burocracia abreviada; también se podría aumentar el peso de la financiación de los proyectos de base; se podrían buscar alternativas jurídicas para defender de la presión inmobiliaria a los inquilinos de edificios y locales que los destinan a usos culturales; se podrían reclamar cambios jurídicos en el parlamento español para crear una excepción cultural en los temas que afectan a la ley de contratación para no agravar aún más la dificultad que tienes las pequeñas empresas, grupos y compañías cuando tienen que trabajar para la administración y por último se podrían escuchar al sector que es quien sufre y quien está clamando por ser escuchado.
Saben qué quedará del país si no atendemos a estas demandas y dejamos morir la cultura de base? Pues un solar, y ya sabemos que los solares están rodeados de gente intentando apropiárselos para luego darles cualquier uso, un uso muy alejado de los proyectos artísticos.
Jordi Dorca
Programador y responsable de comunicación del Museo del Cine de Girona.
Miembro del consejo de redacción de Revista de Girona.
@jdorcacosta